Cuando se adquiere un inmueble que forma parte de una Propiedad Horizontal, se conforma en consecuencia una comunidad en donde debe prevalecer la corresponsabilidad en muchos sentidos.
Sin duda, en una copropiedad existen áreas comunes y por supuesto espacios privados en los cuales el dueño puede desenvolverse en libertad plena dentro de su cotidianidad. Sin embargo, esa libertad termina justo donde comienza el respeto por el otro.
Indiscutiblemente, para que dicha convivencia funcione en perfecta armonía, es preciso establecer las reglas del juego. Es por ello que se redactan las llamadas normas de convivencia, las cuales son aprobadas y deben ser compartidas con todos los miembros de dicha comunidad para su estricto cumplimiento.
¿Quién se encarga de elaborar este reglamento?
En primer lugar, cuando se adquiere una propiedad bajo este régimen, hay que tener en cuenta que existen diferentes reglamentos que regulan y comprometen a todos los propietarios a cumplir con sus obligaciones.
En este sentido, la Junta Directiva y luego la Asamblea de Propietarios tienen el deber de asegurar el cumplimiento de lo establecido en la ley que rige este régimen en nuestro país por parte de toda la comunidad.
Asimismo, también en estas figuras recae la responsabilidad de elaborar, aprobar, divulgar y hacer cumplir:
- El reglamento de copropiedad.
- El reglamento de uso.
- Las normas de convivencia.
¿Qué se debe incluir en un manual de normas de convivencia?
Básicamente, se deben tener en cuenta los principios fundamentales de respeto que prevalecen en cualquier sociedad.
En primer lugar, es importante que los propietarios entiendan que al generar situaciones que atenten contra la paz de la comunidad, existirán consecuencias que pueden llegar incluso a sanciones civiles y penales.
Luego hay que aclarar que no existe una guía para esto, más que los principios morales, éticos y ciudadanos de la propia comunidad. En consecuencia, su elaboración es libre y forma parte del aporte de sus mismos integrantes.
Sin embargo, algunos de los aspectos que pueden ser reflejados en líneas generales, tienen que ver con:
- Cuidar la moral y las buenas costumbres.
- Asumir la responsabilidad ante daños causados por cualquier miembro de una determinada unidad inmobiliaria, que afecten de alguna manera a personas, infraestructura o instalaciones dentro de la propiedad.
- No provocar contaminación ambiental (incluida la contaminación sónica).
- No incurrir en situaciones de irrespeto y agresiones verbales o físicas a cualquier trabajador de la administración (incluido personal de mantenimiento, vigilancia…).
- Respetar el derecho a la privacidad de cualquier copropietario.
- Cumplir con todas las obligaciones administrativas.
Deberes y sanciones
Por último, se debe tener en cuenta que desde el momento en que se incluye un nuevo propietario en la comunidad, es fundamental hacer de su conocimiento todas las normas a las cuales deberá apegarse.
De igual forma, es conveniente hacerle saber las sanciones que se aplicarán en caso de no cumplir con lo establecido.
Así pues, no se trata únicamente de realizar el pago de mensualidades y presentar alguna queja luego de sobrevenida determinada situación con algún vecino; antes bien, trabajemos porque todos conozcan y entiendan la importancia del respeto y tolerancia en beneficio del colectivo.